jueves, 7 de abril de 2011

Recordá, hermano, recordá


La ciudad se duerme,
los pasos se internan
en nuestras entrañas
y miramos los domingos
por la noche pasar entre calles.

Hoy, te vi cruzar esa calle,
mejor dicho yo la crucé,
hermano mío,
y hablamos del alma,
la luz, la luna.

La lluvia jugaba con mis cabellos
y soltamos la risa…
Todo se convierte en un lugar común
pero son palabras simples,
haciéndote recordar
que sos mi hermano,
que sos mi sangre,
y sabés el margen de mis andares,
y sabés mi vida intensa,
y sabés la lucha en pasos.

Conozco tu vida,
conozco tu nombre,
conozco tu sentir,
hermano, amigo, dueño del cielo.

Hoy solo deseo recordarte
entre palabras juntas
que no he de olvidarte,
que he de recordarte
en mi camino.

La estación está puesta
y pasaste conmigo
esa terrible situación,
esa noche sombría
llena de seguimientos,
sugerencias de vida
antes de morir,
antes de los mil suicidios
y nos reímos días y noches.

Hoy recuerdo
y mi piel se vuelve frívola
de raíz.
Mira esta noche como se toca
el rostro con las estrellas,
notá la pirámide
fuera del sol,
ese sol inquebrantable
que va uniendo esta hermandad.

Recordame esta noche,
esta madrugada de abril,
recordá aquella tarde
donde empezamos a hablar,
aquellas gradas de parque continuas,
aquella fecha de no sé cuándo,
recordá, hermano, recordá.

He nacido con algo en mira,
me conocés, sabés lo que pasa
y guardás silencio, intenso, sereno.
Solo recordá las mil palabras,
las mil victorias,
las mil derrotas.

Aún si la ciudad duerme
seguimos existiendo,
domingos por la noche,
yo solo te pido:
recordá, hermano, recordá.

A: Jose Bell, hermano del alma

Shirley Romero

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