jueves, 7 de abril de 2011

Mayor o menor


Sin dolor alguno he decidido
arrancarme el alma por hoy,
entregarte la sangre
y quebrar mis huesos
en tu nombre,
nombre de hermano,
nombre de amanecer.

Déjame pedirte el futuro
en las manos,
déjame pedirte que no olvides,
que no tomes en falso mis palabras.

Tú, que eres ese hermano
que me ha visto crecer,
hemos tocado los odios juntos
y hemos tocado el amor a la vez,
me comprendes hermano,
mayor o menor,
eso es lo de menos,
solo recuerda que nos entendimos,
que nos entendemos.

Me toco el pecho
y recuerdo hace cinco años,
niños de palabrerías,
fantaseando con un mañana irreal,
recuerdo esa pluma
con la que me electrocutaste
ese jueves, como hoy,
jueves de vida.
Y déjame clamarte,
hermano,
hasta que la noche se aclare.
Déjame en paz,
déjate en paz.

La luna no se convencerá
y puede que hayan cosas en la vida
que no se logren
y ¿qué, si no?
da igual, ya el camino se ha formado
y piensa en el tiempo
que nos une,
piensa en el que nos aleja
y todo es posible,
toda lejanía se cubre con palabras de papel,
esa carta que he de enviarte
como en el tiempo de antes,
se me desborda una lágrima serena,
me irrumpe la nostalgia
y ya te extraño,
pequeño y remoto muchacho.

No me olvides,
suena tan repitente,
tan “misma-frase”,
pero me da horror la vida
y si te vas del camino, me voy,
solo te pido ser culpable
de volverme niña
y llorar si no estamos,
como ese hermano
que nunca tuve
pero ahora tengo.

Que siga la vida,
que se intensifique
la aurora,
esto es de hermanos,
esto es de vida
y sus mil años
de existencia.

A: Kevin Vasquez, quien me ayuda a cruzar el camino en la más profunda oscuridad.
Shirley Romero

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