martes, 2 de agosto de 2011

Sin que el mundo tome nota



Que se caigan los mares
de cabeza hacia este pecho,
que se nuble mi vista
con torrentes de signos,
hemos llenado la copa
de aire despiadado
ante la conclusión
de estas muertes en vida.

Resalto mi mudez
en tus manos ya vacías
esperando llenarlas
con su sangre inocente.
Hay primaveras de mar,
luces que tragar en tan tenue
lucimiento impregnado
por el universo incauto.

Crucemos los cielos
descalzos de odio
y déjame odiar por hoy
sin que el mundo tome nota,
déjame derramar cántaros
de lágrimas en pos
de mi alma enferma
que habita en tus brazos sedientos.

Cántame esta noche,
durmamos entre lunas
que desembocan
una hazaña maldita
a pasos cortos.
Llevemos de la mano
la tierra firme que corta
el desdén impío de esta tarde.

Hoy me rompo el pecho
ya cansado de andar,
tenemos rumbos,
eso nos salva el camino.
No quiero avenidas atravesando
el oasis de esta lucha,
no quiero márgenes de espacio,
no quiero caracolas de perfección.

Déjame escribir con la hiel
y desnudar el precipicio
donde quisiera lanzar al maldito
cuerpo que hunde mi destrucción
a tocar fondo con mis propias entrañas.
que se caiga su mundo, que se muera
el dilema, que se trague el palabrear
de quien bota nuestros mares.

Shirley Romero

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