martes, 9 de agosto de 2011

Siluetas de memoria



No sé de qué ciudad has de venir,
me desvelo en tu silencio y te arrullo lejos
a horas exactas, de vuelta al oriente
que se esconde en tus párpados
moldeados a perfección de universo.

Podría clausurar tus dilemas, mas es imposible
convertirme en espía siendo tu guardián.
Las siluetas de memoria me rompen el llanto
en gritos prontos de victoria aunque el mundo
nos golpee día a día por la espalda, estando de rodillas.

No sé cuándo te he visto, sé que no solo eres
una ilusión pasajera y hemos llegado como aves
a una isla virgen en exagerada proporción de fruto.
Estas líneas de espacio no son escondites
entre caracolas de visión, te he visto, lo juro.

Pido a un dibujante trazar tus núcleos de alma,
virar a tu derecha y sostener tu izquierda
mientras aterriza el lápiz de punta azul
en tu zapato por tanto andar y saber llevar luchas
antes del fin, fin eterno.

Voy en vuelo a brazos abiertos y aunque no
nos quede fuerza seguimos, te tengo en mente
y aunque los versos sean melancólicos,
lo enérgico de este andar es tu lejana lágrimas
oscurecida entre la felicidad que te aguarda.

Tocamos la esquina y te siento cerca,
ya no hay que temer, la vida es llevadera
porque vamos sintiendo lo mismo.
En tu destino se pinta mi norte y solo me importas
tú, ya no importa qué tan lejos, te siento.

Mi niño de ojos tristes y juguetones
ya no debes temer, no hay nada como este amor.
Sabes que te has de refugiar en mi pecho
de día y de noche pero el tiempo nos enseña lecciones,
es todo, ¿me acompañas en esta paciencia?

Invento cuentos y me duermo en ellos,
soñándote ya a mi lado entre lluvias nocturnas
e historias lejanas de cuando tenía tu tamaño
y mi escondite era esa habitación que como maña
sé que también tienes.

Vamos cruzando estos trece mil pasos
que nos hacen pasajeros en este mundo
ya que no es el nuestro.
Estoy aquí de brazos abiertos, nunca cruzados,
porque sé que sabes que lucho por ti.

No me responden los tiempos,
no me responde la vida, el aire, el fuego.
Ya no duele, vamos aquí de paso,
¿me crees? Nunca habría de engañarte
por verte sonriente y por dentro confuso.

Se nace en lo que se siente
así que ya somos viejos en esto mi pequeño
muñequito de canciones nocturnas
y repitentes vocales por no entonar aún.
Te veo pronto y es promesa de alma.

Shirley Romero

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