sábado, 9 de julio de 2011

Trovador de prismas



Me siento a escribirte una noche más,
los soplos que me roba el silencios
anidan mi memoria para dejarte reposar
intacto como un prisma exacto.

Ya van varias noches de soltar
ciertas lágrimas de amor,
esas lágrimas que empañan lo más profundo
que los huesos encadenan.

Quiero aferrarme a tus venas
y nunca soltarte de mi pecho fervoroso,
te quiero como mi aire,
te ruego como mi todo.

Se entrega la luna esta noche al lago
de las mansedumbres ante esta alma
socavada por tus libres sangres
a las cuales quiero entregarles mi alma.

Te proclamo intensa,
pidiéndote vida…
vida a tu lado, no me cortes las alas,
cuesta tejer este mar de sueños.

Vuélvete mi realidad,
comparte mi aroma entre los respiros
más extensos que pudieron
intuir estas lágrimas que me bañan.

Hoy te extraño a pocos y mucho,
he de quererte aquí sin marcha atrás,
domino mis pupilas al contraerme
en suspiros y sollozos al saber que volverás.

Soy una incompleta completa,
inicio en tus ojos y finalizo en ellos mismo,
hoy te lloro al pensarte, recordarte
que soy de pocas palabras pero te voy amando.

Quiero clamarte una pieza esta noche
mi hombre de trova pura,
quiero sentir tus palabras al dormirme
con la mente en blanco por tenerte a mi lado.

Hoy te escribo tan del alma que no sé
cómo no herir el cielo de tanta perfección
que encuentro en tus ojos, esos ojos que tienen
la verdad de mi vida, de la tuya.

Hoy el tiempo se me ha apagado,
el mundo da tantas vueltas que no quiero
contar hasta dónde, hasta cuándo,
me siento en la acera a esperarte.

Coloca por hoy mis versos,
tan solo por hoy,
en tu alma inconsciente que viaja
en esta vida.

Dependo de tus palpitares,
aunque el blanco sea blanco
y el negro sea negro,
así de exactos son los números.

El lado oscuro grita que no te duermas,
a veces no sé si es realidad o sueño.
Tiendo a mirarte al dormitar en mi cuello
a bajan mis lágrimas por observarte en plena tarde.

Estas semanas que no tragan nada bueno
sucumben el paso ante nuestro andar sencillo,
viajantes en un peñasco de vidas,
somos tres, somos almas en busca de felicidad.

Enganchemos nuestro corazón una vez más
a la doctrina propia de amarnos perfectamente,
insisto en sacar cuentas, sabemos que es perfecto
los ojos dictan, una que otra cicatriz.

Dicta mis lapsos en escondites remotos,
mi trovador de alma limpia,
mi pequeño niño, ojos de luz sutil,
me siento a escribirte una noche más.

Hoy las palabras no son largas,
esta noche me siento en el sofá
a soltar verdades,
intacta, como un prisma exacto.

Shirley Romero

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