miércoles, 21 de septiembre de 2011
Tres puntos
La soledad ha tragado mis credenciales;
muchas puertas que se abrían
durante los temporales,
han cerrado la ventana de cicatrices,
destinada a las palabras que ruedan
en papeles baldíos
por burdos lapsos de tiempo.
Las dogmas de mi sangre
han quedado en marcha
de olvido.
Vi llegar los rumbos del pensar,
quizá enmarañe mucho
estas palabras,
no me estoy entendiendo.
Me traen mil canciones
a un escondite secreto,
donde el viendo lleva tres puntos,
en un papel que baila
por la mirada de algunos,
con fuerza que no tengo hoy,
quizá pasen siglos y no la obtenga.
El aire toma mi nombre,
demora al universo
para enmarcarlo en una semifusa
que amarra las llaves
en capsulas limitadas.
Hay dos pasos, el malo y el bueno
y quizá recuerdes a mal y bien y rías.
Por mientras sigo dando volteretas
que los llevan al error ilimitado
de ser notados por ciertos ojos
que esconden purezas
vistas como impurezas,
son solo trueques de lo original,
tómalo en secreto, ya sabes la verdad.
No todo está perdido, tanta lágrima,
dijo Drexler, sintiéndose vaso vacío.
Hoy trae la espuma del tiempo
y grito en lo serio del remo
que trae este río, he visto luces,
he visto aguas, torrentes, tormentas
y hoy siento aún más fuerte el ruido.
Quizá la soledad tragó mis credenciales
y aún no supere el desarrollo de alma
que clava un antes en un ahora
formando un fuerte después,
estrellando las ondulaciones
que no vivo, no viviré,
ya no se sabe cuán vivo se está, se está.
Shirley Romero
viernes, 9 de septiembre de 2011
De cielo azul
Recuerda aquellas tardes
donde Peter Pan volaba
por tus sueños de niño
encontrando mi mano
para llevarme lejos de tantas lluvias
y ser un simple niño
viviendo en luz fugaz.
Recuerdo tus años, tus luchas,
recuerdo el momento de tomar
las agallas, mirarte a los ojos
y verte mi niño, saberte el alma
que aún era un brote de flor pura.
Esta película nos hizo llorar
y la trama fue nuestra historia.
A los pies de nuestra cama
están los recuerdos y entre juguetes
de cielo azul volamos cometas
sintiendo en el cuerpo esa niñez eterna
al estar juntos.
Volveremos a encontrar nuestro corazón
maltratado por los caminos.
Vuelve a ser niño, hoy te recuerdo
en mi pecho adormecido buscando mi cuello
para tender tu silencio
y mientras como madre
te beso la frente
recordaremos este recuerdo entre los niños
que corran por ahí buscando algún recuerdo.
Shirley Romero
martes, 23 de agosto de 2011
Cometas bailando en tu cuello
La travesía ha dominado tu andar,
nuevamente uso las frases
que una vez te envenenaron
mientras morías y yo reía
por verte andar tan cruel
fingiendo ser realista.
Me dolieron los cristales
encarnados en tu hiel y el paso
de los años te hacen más cruel mientras más
reía en los lapsos de tu expresión
al mirarme andar por tus cabellos baldíos.
Causaba lágrimas ese aire de burbuja
entre las cometas que bailaban en tu cuello,
tan poseído por algún dilema
que te trajo hasta el más recóndito
espacio de mi pensar por besar
el remedio de mi mirar ante el alba.
Nuevamente uso las frases
que una vez te envenenaron,
quizá dos o tres o mil.
Por tanto y todo este espacio de mi pensar
forma ciclos de vida, hoy, mañana, después.
Shirley Romero
jueves, 18 de agosto de 2011
Gritan mis manos
Gritan mis manos
las copas cayeron
en tu escondite macabro.
Se nubló mi pecho increíble,
se derrumbó tu cuerpo al extremo.
Pongo mis manos al fuego
y dejo que mi alma muera,
hoy y ayer y los huesos
siguen crujiendo en esta muerte.
Ambos sabemos cómo inicia la vida,
ambos imaginamos cómo termina,
siento un compás en el cuello
y mil vidrios rozando mis pies.
Se detiene el universo y nos ve hoy,
ya tan oscura la noche, tan profundo
el andar de las calles que de seda
marcan nuestra sangre por unión.
Esta escuela extraña que nos hace entender
vidas entre rumbos estelares,
entre planetas torcidos porque así han de ser,
un mosquetero de búhos en la mano.
No debo esconderme de tu mirada,
no debo recorrer tus manos
para que sientas mi temblar por dolor,
solo deseo escribir la canción.
He de presentarme entre legiones,
algún lugar de aire infrecuente,
un cuento de negocios,
una academia de universos en uno solo.
Frente a la esperanza
del “no te marches”
pienso en las palabras de aquel hombre
que estrecha mi mano y dice “sigamos”.
Hemos de llorar cuando los estratos
que cargan nuestras almas lo dicten.
eres mi amuleto, desnudo tu alma
sin tocar ni tu mano y tú haces lo mismo.
Gritan mis manos, gritan azul intenso
por mirarte a los ojos y mojar tus mejillas
con mis lágrimas destrozadas por tan solo
querer amarte un día más, con una fuerza más.
Nos llena el desdén, nos invade la histeria
y he de implorarte una vez más que te quedes,
olvidemos la vida e iniciemos este nacimiento
unidos, tal como lo forma el universo.
Shirley Romero
martes, 9 de agosto de 2011
Siluetas de memoria
No sé de qué ciudad has de venir,
me desvelo en tu silencio y te arrullo lejos
a horas exactas, de vuelta al oriente
que se esconde en tus párpados
moldeados a perfección de universo.
Podría clausurar tus dilemas, mas es imposible
convertirme en espía siendo tu guardián.
Las siluetas de memoria me rompen el llanto
en gritos prontos de victoria aunque el mundo
nos golpee día a día por la espalda, estando de rodillas.
No sé cuándo te he visto, sé que no solo eres
una ilusión pasajera y hemos llegado como aves
a una isla virgen en exagerada proporción de fruto.
Estas líneas de espacio no son escondites
entre caracolas de visión, te he visto, lo juro.
Pido a un dibujante trazar tus núcleos de alma,
virar a tu derecha y sostener tu izquierda
mientras aterriza el lápiz de punta azul
en tu zapato por tanto andar y saber llevar luchas
antes del fin, fin eterno.
Voy en vuelo a brazos abiertos y aunque no
nos quede fuerza seguimos, te tengo en mente
y aunque los versos sean melancólicos,
lo enérgico de este andar es tu lejana lágrimas
oscurecida entre la felicidad que te aguarda.
Tocamos la esquina y te siento cerca,
ya no hay que temer, la vida es llevadera
porque vamos sintiendo lo mismo.
En tu destino se pinta mi norte y solo me importas
tú, ya no importa qué tan lejos, te siento.
Mi niño de ojos tristes y juguetones
ya no debes temer, no hay nada como este amor.
Sabes que te has de refugiar en mi pecho
de día y de noche pero el tiempo nos enseña lecciones,
es todo, ¿me acompañas en esta paciencia?
Invento cuentos y me duermo en ellos,
soñándote ya a mi lado entre lluvias nocturnas
e historias lejanas de cuando tenía tu tamaño
y mi escondite era esa habitación que como maña
sé que también tienes.
Vamos cruzando estos trece mil pasos
que nos hacen pasajeros en este mundo
ya que no es el nuestro.
Estoy aquí de brazos abiertos, nunca cruzados,
porque sé que sabes que lucho por ti.
No me responden los tiempos,
no me responde la vida, el aire, el fuego.
Ya no duele, vamos aquí de paso,
¿me crees? Nunca habría de engañarte
por verte sonriente y por dentro confuso.
Se nace en lo que se siente
así que ya somos viejos en esto mi pequeño
muñequito de canciones nocturnas
y repitentes vocales por no entonar aún.
Te veo pronto y es promesa de alma.
Shirley Romero
martes, 2 de agosto de 2011
Sin que el mundo tome nota
Que se caigan los mares
de cabeza hacia este pecho,
que se nuble mi vista
con torrentes de signos,
hemos llenado la copa
de aire despiadado
ante la conclusión
de estas muertes en vida.
Resalto mi mudez
en tus manos ya vacías
esperando llenarlas
con su sangre inocente.
Hay primaveras de mar,
luces que tragar en tan tenue
lucimiento impregnado
por el universo incauto.
Crucemos los cielos
descalzos de odio
y déjame odiar por hoy
sin que el mundo tome nota,
déjame derramar cántaros
de lágrimas en pos
de mi alma enferma
que habita en tus brazos sedientos.
Cántame esta noche,
durmamos entre lunas
que desembocan
una hazaña maldita
a pasos cortos.
Llevemos de la mano
la tierra firme que corta
el desdén impío de esta tarde.
Hoy me rompo el pecho
ya cansado de andar,
tenemos rumbos,
eso nos salva el camino.
No quiero avenidas atravesando
el oasis de esta lucha,
no quiero márgenes de espacio,
no quiero caracolas de perfección.
Déjame escribir con la hiel
y desnudar el precipicio
donde quisiera lanzar al maldito
cuerpo que hunde mi destrucción
a tocar fondo con mis propias entrañas.
que se caiga su mundo, que se muera
el dilema, que se trague el palabrear
de quien bota nuestros mares.
Shirley Romero
domingo, 31 de julio de 2011
Discurso de tres vidas en una sola
Quiero una mirada virgen para regresar,
qué importa ya, no se puede arreglar,
el cielo irrumpe y las nebulosas tragan
mi aire desganado en un mejor lugar.
Al escuchar se llena todo en mi soledad,
no existe mejor compañía que tu mirada,
ese silencio al mirar el encuentro de la realidad
y los buenos deseos que no dejan más que andar…
Así inició la primera de mis letras, eran para él, extrañamente la gente se cansa de leer de amor, saber y oír, no me ha importado nunca, temo que el mundo no siente, no ama, no quiere, quizá ni sepan odiar, hoy nadie sabe nada.
Mi tarde está cielo-azul, una taza de café a mi costado y mis anteojos por no ver bien, cuento en partes todo, pues bien, rectifico que no veo bien pero sí veo sus ojos en mi memoria, ¿algo más importa?
Todo inició con un suicidio que realmente ya no recuerdo bien, entre mensajes de pueblo, un vaivén de noticias, consolaciones y vueltas extrañas lo encontré en una esquina de la vida. Mil veces quizá chocamos en esa misma avenida.
Suerte la nuestra, ambos en mal estado, con un silencio intrépido y sagaz, sin hablar diciendo todo, pensando en las mil memorias y mil vivencias, recordando cuentos, cantando de corazón hacia adentro.
Nadie tiene explicaciones de la hilera de tan extrañas personas, íbamos al margen de la vida, corriendo, corriendo y viviendo, viviendo. Una trágica desesperación por hablar y encontrar salidas sin saber de las entradas.
Al alzar mi mirada una mañana típica, empezamos a hablar y ahí estábamos, ceñidos en una conversación eterna sin par. Mis días iban desentrañando dudas sin luces ambar, él trabajando y ni sabía en qué, según parece necesitábamos demasiado hablar.
Entre cada pared y cielo que me comentaba había cierto aire de amar por parte de ambos, negando rotundamente un amor funesto, clavábamos un no eterno mientras por dentro fluía un sí a gritos floreciendo en piel y alma.
Indiscutiblemente había un cargo de conciencia y entre mensajes que iban y venían soltamos los soles que se adormecían por nuestro silencio y velaban nuestro más enorme grito al paso de las verdades, las conversaciones ya se sentían.
Entre tragedias crecimos y a la hora de detener las cadenas de estas puertas que se abrían, rompieron paso y no pudimos detener más el silencio y los pasos que nos llevaban hasta el más allá de los allá.
Entre canciones y una tal “Dibujos animados” solté el primer “te amo” de mi vida. Nada tan puro como eso, al saltar las lágrimas, colgué el teléfono y sentada, pensando lo amé más que nunca.
Até de manos mi mente y me dejé amar y amarlo, de paso, me fui enterando que me amaba tanto como yo a él y buscamos la perfección hasta hallarla, sin saber cuándo ni cómo, sin un “querés ser mi novia”, entablamos más que una relación.
Nadie hubo sentido tal sentimiento, nadie siente y nadie sentirá; que quede claro que no hay egoísmos de por medio, se trata de conectores de perfección y es real.
En fin continuaré.
Recuerdo que mirando sus fotos noté esos hermosos ojos tristes que tanto amaba ya pero en una versión pequeña, inició la segunda mejor historia de mi vida. Era él, quien hoy día es mi hijo y amo con todo mi ser por más extraño que les parezca.
Recuerdo ser soñadora de él sin tener noches, mi pequeño niño de alma pura. Recuerdo nuestra primer conversación, un primer te amo y una primer vez sintiéndome mujer de sueños cumplidos, él un niño y su padre, el amor d mi vida. ¿Qué más podía ser capaz de pedir?
Un gran trovador lleno de vivencias, sin lugar a dudas el mejor hombre que conocí y me hizo cumplir los sueños más eternos e incumplibles de la vida, siendo mamá y siendo persona, qué sé yo de lo mucho que se dijo nadie sabía lo que vivíamos.
Entre lágrimas temporales no nos vimos por un largo lapso, cosas de vida, pruebas extrañas que nunca se llega a comprender el por qué de la raíz pero sabiendo que todo suceso tiene su por qué decidimos solo vivir.
Luchamos una guerra, batalla tras batalla en una sola, al final de tanto y todo nos encontramos un día sin saberlo al igual que la primera vez. Más que mejores amigos, familia. Ya éramos tres en esta unión.
Inicia la lluvia al acabar la tarde y veo menos pero siento más, ya sé que cuento el cuento en partes y es mejor porque se ha de imaginar el resto y siente la dicha de crear su propio final mental, nosotros tenemos el nuestro por ende finalizo nuevamente con una de mis letras.
Ha de preguntarse letras de qué pero esa historia quedará para otra reunión de estas donde los discursos son míos, usted lee e imagina y yo soy feliz. Por tanto cierro con la segunda parte y dice:
andar, andar en vida mientras paseamos
de la manos en historias que hoy muchos
quisieran tener en sus venas y vienen,
vienen pensando, vienen en calles de mar.
Hoy le canto a mi niño, hoy te regalo
la luna entera y un papel con letras
ante el callejón de este gran legado
que es nuestro corazón unido.
Shirley Romero
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