martes, 23 de agosto de 2011

Cometas bailando en tu cuello



La travesía ha dominado tu andar,
nuevamente uso las frases
que una vez te envenenaron
mientras morías y yo reía
por verte andar tan cruel
fingiendo ser realista.

Me dolieron los cristales
encarnados en tu hiel y el paso
de los años te hacen más cruel mientras más
reía en los lapsos de tu expresión
al mirarme andar por tus cabellos baldíos.

Causaba lágrimas ese aire de burbuja
entre las cometas que bailaban en tu cuello,
tan poseído por algún dilema
que te trajo hasta el más recóndito
espacio de mi pensar por besar
el remedio de mi mirar ante el alba.

Nuevamente uso las frases
que una vez te envenenaron,
quizá dos o tres o mil.
Por tanto y todo este espacio de mi pensar
forma ciclos de vida, hoy, mañana, después.

Shirley Romero

jueves, 18 de agosto de 2011

Gritan mis manos



Gritan mis manos
las copas cayeron
en tu escondite macabro.
Se nubló mi pecho increíble,
se derrumbó tu cuerpo al extremo.

Pongo mis manos al fuego
y dejo que mi alma muera,
hoy y ayer y los huesos
siguen crujiendo en esta muerte.

Ambos sabemos cómo inicia la vida,
ambos imaginamos cómo termina,
siento un compás en el cuello
y mil vidrios rozando mis pies.

Se detiene el universo y nos ve hoy,
ya tan oscura la noche, tan profundo
el andar de las calles que de seda
marcan nuestra sangre por unión.

Esta escuela extraña que nos hace entender
vidas entre rumbos estelares,
entre planetas torcidos porque así han de ser,
un mosquetero de búhos en la mano.

No debo esconderme de tu mirada,
no debo recorrer tus manos
para que sientas mi temblar por dolor,
solo deseo escribir la canción.

He de presentarme entre legiones,
algún lugar de aire infrecuente,
un cuento de negocios,
una academia de universos en uno solo.

Frente a la esperanza
del “no te marches”
pienso en las palabras de aquel hombre
que estrecha mi mano y dice “sigamos”.

Hemos de llorar cuando los estratos
que cargan nuestras almas lo dicten.
eres mi amuleto, desnudo tu alma
sin tocar ni tu mano y tú haces lo mismo.

Gritan mis manos, gritan azul intenso
por mirarte a los ojos y mojar tus mejillas
con mis lágrimas destrozadas por tan solo
querer amarte un día más, con una fuerza más.

Nos llena el desdén, nos invade la histeria
y he de implorarte una vez más que te quedes,
olvidemos la vida e iniciemos este nacimiento
unidos, tal como lo forma el universo.

Shirley Romero

martes, 9 de agosto de 2011

Siluetas de memoria



No sé de qué ciudad has de venir,
me desvelo en tu silencio y te arrullo lejos
a horas exactas, de vuelta al oriente
que se esconde en tus párpados
moldeados a perfección de universo.

Podría clausurar tus dilemas, mas es imposible
convertirme en espía siendo tu guardián.
Las siluetas de memoria me rompen el llanto
en gritos prontos de victoria aunque el mundo
nos golpee día a día por la espalda, estando de rodillas.

No sé cuándo te he visto, sé que no solo eres
una ilusión pasajera y hemos llegado como aves
a una isla virgen en exagerada proporción de fruto.
Estas líneas de espacio no son escondites
entre caracolas de visión, te he visto, lo juro.

Pido a un dibujante trazar tus núcleos de alma,
virar a tu derecha y sostener tu izquierda
mientras aterriza el lápiz de punta azul
en tu zapato por tanto andar y saber llevar luchas
antes del fin, fin eterno.

Voy en vuelo a brazos abiertos y aunque no
nos quede fuerza seguimos, te tengo en mente
y aunque los versos sean melancólicos,
lo enérgico de este andar es tu lejana lágrimas
oscurecida entre la felicidad que te aguarda.

Tocamos la esquina y te siento cerca,
ya no hay que temer, la vida es llevadera
porque vamos sintiendo lo mismo.
En tu destino se pinta mi norte y solo me importas
tú, ya no importa qué tan lejos, te siento.

Mi niño de ojos tristes y juguetones
ya no debes temer, no hay nada como este amor.
Sabes que te has de refugiar en mi pecho
de día y de noche pero el tiempo nos enseña lecciones,
es todo, ¿me acompañas en esta paciencia?

Invento cuentos y me duermo en ellos,
soñándote ya a mi lado entre lluvias nocturnas
e historias lejanas de cuando tenía tu tamaño
y mi escondite era esa habitación que como maña
sé que también tienes.

Vamos cruzando estos trece mil pasos
que nos hacen pasajeros en este mundo
ya que no es el nuestro.
Estoy aquí de brazos abiertos, nunca cruzados,
porque sé que sabes que lucho por ti.

No me responden los tiempos,
no me responde la vida, el aire, el fuego.
Ya no duele, vamos aquí de paso,
¿me crees? Nunca habría de engañarte
por verte sonriente y por dentro confuso.

Se nace en lo que se siente
así que ya somos viejos en esto mi pequeño
muñequito de canciones nocturnas
y repitentes vocales por no entonar aún.
Te veo pronto y es promesa de alma.

Shirley Romero

martes, 2 de agosto de 2011

Sin que el mundo tome nota



Que se caigan los mares
de cabeza hacia este pecho,
que se nuble mi vista
con torrentes de signos,
hemos llenado la copa
de aire despiadado
ante la conclusión
de estas muertes en vida.

Resalto mi mudez
en tus manos ya vacías
esperando llenarlas
con su sangre inocente.
Hay primaveras de mar,
luces que tragar en tan tenue
lucimiento impregnado
por el universo incauto.

Crucemos los cielos
descalzos de odio
y déjame odiar por hoy
sin que el mundo tome nota,
déjame derramar cántaros
de lágrimas en pos
de mi alma enferma
que habita en tus brazos sedientos.

Cántame esta noche,
durmamos entre lunas
que desembocan
una hazaña maldita
a pasos cortos.
Llevemos de la mano
la tierra firme que corta
el desdén impío de esta tarde.

Hoy me rompo el pecho
ya cansado de andar,
tenemos rumbos,
eso nos salva el camino.
No quiero avenidas atravesando
el oasis de esta lucha,
no quiero márgenes de espacio,
no quiero caracolas de perfección.

Déjame escribir con la hiel
y desnudar el precipicio
donde quisiera lanzar al maldito
cuerpo que hunde mi destrucción
a tocar fondo con mis propias entrañas.
que se caiga su mundo, que se muera
el dilema, que se trague el palabrear
de quien bota nuestros mares.

Shirley Romero

domingo, 31 de julio de 2011

Discurso de tres vidas en una sola



Quiero una mirada virgen para regresar,
qué importa ya, no se puede arreglar,
el cielo irrumpe y las nebulosas tragan
mi aire desganado en un mejor lugar.

Al escuchar se llena todo en mi soledad,
no existe mejor compañía que tu mirada,
ese silencio al mirar el encuentro de la realidad
y los buenos deseos que no dejan más que andar…


Así inició la primera de mis letras, eran para él, extrañamente la gente se cansa de leer de amor, saber y oír, no me ha importado nunca, temo que el mundo no siente, no ama, no quiere, quizá ni sepan odiar, hoy nadie sabe nada.
Mi tarde está cielo-azul, una taza de café a mi costado y mis anteojos por no ver bien, cuento en partes todo, pues bien, rectifico que no veo bien pero sí veo sus ojos en mi memoria, ¿algo más importa?
Todo inició con un suicidio que realmente ya no recuerdo bien, entre mensajes de pueblo, un vaivén de noticias, consolaciones y vueltas extrañas lo encontré en una esquina de la vida. Mil veces quizá chocamos en esa misma avenida.
Suerte la nuestra, ambos en mal estado, con un silencio intrépido y sagaz, sin hablar diciendo todo, pensando en las mil memorias y mil vivencias, recordando cuentos, cantando de corazón hacia adentro.
Nadie tiene explicaciones de la hilera de tan extrañas personas, íbamos al margen de la vida, corriendo, corriendo y viviendo, viviendo. Una trágica desesperación por hablar y encontrar salidas sin saber de las entradas.
Al alzar mi mirada una mañana típica, empezamos a hablar y ahí estábamos, ceñidos en una conversación eterna sin par. Mis días iban desentrañando dudas sin luces ambar, él trabajando y ni sabía en qué, según parece necesitábamos demasiado hablar.
Entre cada pared y cielo que me comentaba había cierto aire de amar por parte de ambos, negando rotundamente un amor funesto, clavábamos un no eterno mientras por dentro fluía un sí a gritos floreciendo en piel y alma.
Indiscutiblemente había un cargo de conciencia y entre mensajes que iban y venían soltamos los soles que se adormecían por nuestro silencio y velaban nuestro más enorme grito al paso de las verdades, las conversaciones ya se sentían.
Entre tragedias crecimos y a la hora de detener las cadenas de estas puertas que se abrían, rompieron paso y no pudimos detener más el silencio y los pasos que nos llevaban hasta el más allá de los allá.
Entre canciones y una tal “Dibujos animados” solté el primer “te amo” de mi vida. Nada tan puro como eso, al saltar las lágrimas, colgué el teléfono y sentada, pensando lo amé más que nunca.
Até de manos mi mente y me dejé amar y amarlo, de paso, me fui enterando que me amaba tanto como yo a él y buscamos la perfección hasta hallarla, sin saber cuándo ni cómo, sin un “querés ser mi novia”, entablamos más que una relación.
Nadie hubo sentido tal sentimiento, nadie siente y nadie sentirá; que quede claro que no hay egoísmos de por medio, se trata de conectores de perfección y es real.
En fin continuaré.
Recuerdo que mirando sus fotos noté esos hermosos ojos tristes que tanto amaba ya pero en una versión pequeña, inició la segunda mejor historia de mi vida. Era él, quien hoy día es mi hijo y amo con todo mi ser por más extraño que les parezca.
Recuerdo ser soñadora de él sin tener noches, mi pequeño niño de alma pura. Recuerdo nuestra primer conversación, un primer te amo y una primer vez sintiéndome mujer de sueños cumplidos, él un niño y su padre, el amor d mi vida. ¿Qué más podía ser capaz de pedir?
Un gran trovador lleno de vivencias, sin lugar a dudas el mejor hombre que conocí y me hizo cumplir los sueños más eternos e incumplibles de la vida, siendo mamá y siendo persona, qué sé yo de lo mucho que se dijo nadie sabía lo que vivíamos.
Entre lágrimas temporales no nos vimos por un largo lapso, cosas de vida, pruebas extrañas que nunca se llega a comprender el por qué de la raíz pero sabiendo que todo suceso tiene su por qué decidimos solo vivir.
Luchamos una guerra, batalla tras batalla en una sola, al final de tanto y todo nos encontramos un día sin saberlo al igual que la primera vez. Más que mejores amigos, familia. Ya éramos tres en esta unión.
Inicia la lluvia al acabar la tarde y veo menos pero siento más, ya sé que cuento el cuento en partes y es mejor porque se ha de imaginar el resto y siente la dicha de crear su propio final mental, nosotros tenemos el nuestro por ende finalizo nuevamente con una de mis letras.
Ha de preguntarse letras de qué pero esa historia quedará para otra reunión de estas donde los discursos son míos, usted lee e imagina y yo soy feliz. Por tanto cierro con la segunda parte y dice:


andar, andar en vida mientras paseamos
de la manos en historias que hoy muchos
quisieran tener en sus venas y vienen,
vienen pensando, vienen en calles de mar.

Hoy le canto a mi niño, hoy te regalo
la luna entera y un papel con letras
ante el callejón de este gran legado
que es nuestro corazón unido.

Shirley Romero

sábado, 30 de julio de 2011

En tu pecho protegido



A alguna hora de algún día he de escribirte
las palabras remotas para esas horas
que pasamos pensando en un no sé.

Hoy me vinieron las ganas de escribirte
y colgarlo de tu pecho protegido
por mis ojos que van viendo tu luz.

Los segundos que vivimos
mientras se moría el espacio
que nos ha apartado en el perfil de la vida.

Te elegí para entregarte mi sangre,
todo dolor, toda alegría,
toda oscuridad, todo sol.

Se empañan mis ojos al marcharte
y correr tras lluvias de pueblo pero nuestro
reloj no se detendrá, así nos lleve la vida.

Juro ignorar la angustia y mirarte día a día
en mi alma que te suplica, solo una rosa
que clave sus espinas en nuestra memoria.

Este porvenir que nos rompe la espalda
no cobrará vida por siempre, es una prueba más
para existir en las cavidades del año.

Sembremos estas manos en la escena
de este mundo llevadero,
no podrá soltarnos, no podrá marcarnos.

Déjame pensarte un día más
y luchar contigo, por ti, por él, por mí,
por este mundo que toma pies e inicia camino.

Shirley Romero

domingo, 24 de julio de 2011

No un silencio, sí un mañana



Este collar de mares,
que teje en tus labios
una canción,
hace de nuestras vidas
cada noche, cada sol,
un cometa de ilusión.

El deseo más profundo
de vernos llegar
sin que exista entrada.
A veces me cuesta
aceptar el frío de esta lejanía,
quiero que hoy sea mañana.

Se puede separar la vida real
de la ficticia, llámame hoy,
formemos nuevamente
ese mañana que soñamos
a través de los mil cuentos
que él te cuenta al oído.

Ese trovador que te duerme
entre sus ojos luna de vida eterna,
me marca el camino a tu lado,
no nos perderemos nunca más
y aunque hoy no entiendas
mis palabras, mañana será mañana.

Vi las luces al otro lado del cielo,
creo que estamos cerca,
falta poco y mucho
pero pronto ha de ser mañana,
estamos a suspiros de tomarnos
de las manos y viajar por siempre.

Hoy lloro una tarde más,
entre este domingo lejano,
por medio de canciones
que nos unen, se teje el lazo
más fuerte y no somos solo
un silencio, sino un mañana.

Shirley Romero